La cirugía árabe fue la
unión de lo viejo y lo nuevo, es decir, con esta civilización se unieron los
conceptos de las grandes civilizaciones anteriores a ella y se consiguió con la
expansión árabe un gran desarrollo de todo el campo de la medicina. Con sus
conquistas transmitieron por todos sus territorios los conocimientos del mundo
clásico, como las traducciones de Claudio Galeno, y la medicina del
Renacimiento.
Los árabes siguiendo las enseñanzas de Mahoma recorrieron
todo el mundo recogiendo información sobre las culturas con las que convivió.
Muchos médicos e historiadores árabes redactaron grandes manuales médicos y en
todos ellos grandes capítulos dedicados a la cirugía. Los médicos musulmanes
tenían el deber de especializarse en un campo de la medicina.
En el siglo X se
empezó a utilizar el yeso. Se obtenía añadiendo agua a un polvo de
sulfato de calcio deshidratado, produciéndose asi un material solido. La
introducción del yeso a la medicina se atribuye a un médico persa Rhazés (850-
923d.C) ya que habla de este en su tratado médico “Hawi”
ABULCASIS (936-1013
d.C)
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En su obra podemos encontrar una novedosa técnica para
curar la rotura del pubis en la mujer, colocaba una vejiga de cordero en la
vagina del paciente y la hinchaba hasta conseguir alinear los fragmentos adecuadamente.
También cabe destacar su descripción del tratamiento de una hemorragia
arterial:
Coloca con presteza el dedo índice en el punto de la
hemorragia y aprieta hasta que la sangre deje de brotar. Elige un cauterio
caliente de tamaño apropiado y aplícalo al vaso sangrante. Ten cuidado de no
quemar los nervios circundantes ya que eso provocaría mucho dolor al paciente.
Y recuerda que sólo existen cuatro maneras de frenar una hemorragia arterial,
sobre todo si se trata de un gran vaso: cauterizándola como te he enseñado;
dividirla si no se ha perdido, porque los extremos divididos se cierran y
cortan la hemorragia; mediante una ligadura fuerte; y aplicando remedios que
corten la sangre combinados con un vendaje de presión.
Avicena
(980-1073 d.C)
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Los
cirujanos árabes ya conocían el cáncer y lo definían como un tumor causado por
la bilis negra y el espesor de la sangre, todo esto provocaba un pus que hizo
que los árabes lo llamaran por tumor ya que en la parte en la que se encontraba
el tumor se podía ver como ver como toda la parte en la que se encontraba se
tornaba de color negro y verdoso. Los árabes en muchos escritos utilizaban la
metáfora de que el cáncer se adhería a el enfermo como las pinzas del cangrejo
Texto árabe
donde se habla del cáncer
Los árabes distinguían dos tipos de cáncer según su
naturaleza: primario, engendrado por si mismo; y secundario formado a partir de
otra enfermedad. Estos dos tipos de cáncer se podían dividir asi mismos en
ulcerados o no ulcerados.
Avicena en sus textos escribe que le llama mucho la
antencion lo difícil y complicado que puede llegar a ser identificar a esta
enfermedad en su primera fase ya que en muchos casos permanece oculto y no se
observan síntomas hasta su segunda fase.
Al desconocer gran parte de esta enfermedad los cirujanos
intentaban sanarla rápidamente por métodos terapéuticos o farmacéuticos.
Recomendaban al paciente seguir una buena dieta, realizaban purgas para limpiar
al organismo. Al ver que los males del paciente no disminuían los árabes ya
preveían que se podía tratar de cáncer, y cuando ya se podía ver el tumor con
sus colores característicos podían decidir si operar. Pero la mayoría de los
tumores no se operaban ya que o estaban demasiado extendidos, o se encontraban
cerca de órganos donde un pequeño fallo podría desembocar en una hemorragia
mortal. Siguiendo los consejos de Hipocrates, cuando un tumor estaba oculto era
mejor no intervenir ya que la operación era muy complicada y la muerte paciente
casi seguro y el no intervenir permitía que el paciente viviera durante un
largo periodo.
Sabemos que los árabes tenían un gran instrumentar quirúrgico
con el que podían realizar las operaciones más rápidamente y con la mayor
efectividad. Pero lo más sorprendente de ello es que esterilizaban el
instrumental antes de cada operación, algo que nunca se había hecho antes, esto
hizo que en la mayoría de operaciones en su recuperación hubiera pocos
problemas infecciosos. La utilización de vendajes bañados en una mezcla de
huevo fresco con aceite de rosas.
Respecto a la limpieza después de la operación el
enfermero era sometido a baños y a cambios de vendajes periódicos con lo que la
herida permanecía en unas buenas condiciones en las que una infección, para las
condiciones de la época, era mucho menos probable.
El campo de la cirugía donde los árabes tenían mayor
avance era en la cirugía ocular. Realizaban operaciones de cataratas que, con
la información que tenemos, podemos creer que tenían un gran porcentaje de
éxito. En sus obras hablan incluso de diferentes partes del ojo, algo que no
encontramos en Europa hasta el siglo XVIII.
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